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Pranayamas

El control del Prana

La palabra pranayama significa control del  prana. El prana es la energía o fuerza vital que impregna todo el universo. Está en todas las cosas, animadas e inanimadas. El hombre lo extrae de diversas fuentes: el aire, los alimentos, el agua, los rayos cósmicos etc. El cuerpo y la mente funcionan gracias al prana y el proceso respiratorio es la forma más directa de absorber esta energía, aunque el prana no es ninguno de los elementos químicos del  aire.

El pranayama abarca un conjunto de técnicas respiratorias que mejoran la captación del  oxígeno y la eliminación del  dióxido de carbono, incrementa la energía vital, limpia los canales energéticos y estimula la circulación pránica. Reportan un estado de gran calma mental y otorgan niveles de consciencia más profundos. .

La premisa básica en que se apoya el pranayama es que la respiración y la mente están íntimamente ligadas. El estado de una afecta directamente a la otra. La regulación de la respiración equilibra al prana y el prana estabilizado serena la mente. En este sentido, el efecto del  pranayama es mucho más notable que el que producen las asanas, siendo una herramienta fundamental para la práctica de la meditación. La práctica del  pranayama consigue toda su fuerza cuando es complementada con las bandhas y los mudras.

Cualquier exceso, o una práctica defectuosa pueden acarrear más complicaciones que beneficios. Es muy recomendable la asistencia de un instructor competente.

El proceso respiratorio en el pranayama consta de cuatro fases que se realizan con determinados ritmos: Puraka (inspiración y plenitud), Antar Kumbhaka (retención a pulmones llenos y asimilación de prana), Rechaka (espiración y relajación) y Bahir Kumbhaka (retención a pulmones vacíos, equilibrio, serenidad, vacío).

La retención y el ritmo son aspectos esenciales del  pranayama y se afirma que su práctica regular despierta el potencial dormido del  cerebro. Cuando el pranayama se realiza de forma voluntaria, no espontánea, recibe el nombre de Sahita pranayama.

 

 

Mediante la realización de ásanas el practicante gana en salud, se trata de un bien que no puede adquirirse con dinero, sino que debe ser obtenido con constancia y dedicación. La consecuencia es un estado de completo equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. El yogui se libera de incapacidades físicas, distracciones mentales, y entrega sus acciones y el fruto de éstas al Señor, en actitud de servicio al mundo.

“Al igual que un recipiente de barro sin cocer, se deshace con el agua, el cuerpo pronto se deteriora. Cuézase, pues, a consciencia en el fuego de la disciplina yóguica, a fin de fortalecerlo y purificarlo”.

Los nombres de las asanas poseen un significado, algunas tienen nombres derivados de la vegetación; otras de insectos; otras de animales acuáticos o anfibios. Las hay que llevan nombres de aves y otras toman el nombre de cuadrúpedos o de criaturas que reptan. También hay asanas que reciben el nombre de héroes legendarios y sabios. Otras llevan el nombre de dioses hindúes y avatares.

Dualidades tales como la ganancia y la pérdida, la victoria y la derrota, la fama y la deshonra, el cuerpo y la mente, la mente y el alma, se desvanecen mediante el dominio de las asanas.